En los últimos meses, Honduras se ha mantenido libre de casos confirmados de sarampión, pero las autoridades sanitarias advierten que el país está bajo una alerta epidemiológica por el riesgo de importación del virus desde naciones cercanas donde ya hay brotes.
Aunque no hay casos detectados localmente, uno de los problemas críticos es que el nivel de vacunación contra sarampión (dosis triple SRP) no ha alcanzado el porcentaje recomendado para la inmunidad de rebaño, lo que deja a la población vulnerable.
Se registró en 2024 hasta el 8 de noviembre un total de 389 casos confirmados de sarampión en la Región de las Américas, todos ellos importados o relacionados con importación, lo que quiere decir que no hubo transmisión sostenida endémica.
En este escenario, vacunar a los niños no es solo una medida de protección individual. Si se completa el esquema en los niños, se fortalece la barrera comunitaria que impide que el virus se disemine incluso si ingresa al país.
Con medidas concretas ya en marcha, campañas de vacunación gratuita, intensificación de controles en fronteras, reforzamiento de puestos de salud y llamado a los padres para verificar carné de vacunación se busca cerrar esa brecha que permite que el virus se propague.
Vacunar es, en este momento, una acción preventiva clave: proteger hoy para evitar brotes mañana, especialmente en una región interconectada, con movimiento migratorio y viajes frecuentes. Promover la vacunación de los niños asegura no solo su salud sino la estabilidad sanitaria de toda la comunidad.