En un gesto de profunda gratitud y reconocimiento, la comunidad educativa hondureña rinde homenaje a la reciente encíclica del Papa Francisco, documento que propone una visión renovada de la educación al servicio de la humanidad y el bien común.
Durante el encuentro, el Papa Francisco, junto con otros ponentes, denunció las amenazas actuales que enfrenta la educación y cómo estas deberían ser abordadas para evitar la “cultura del descarte” y la “catástrofe educativa”. Este fue el tema central del mensaje del Papa.
Las 4 áreas identificadas como las disciplinas principales aplicadas a la educación cristiana son: dignidad y derechos Humanos; ecología integral; educación para la paz y ciudadanía; solidaridad y desarrollo.
El Papa invitó a todos los interesados en la educación a reflexionar y poner en práctica ciertos puntos, en los cuales se debe centrar los esfuerzos:
Poner en el centro de todo proceso educativo formal e informal a la persona, su valor, su dignidad, para hacer sobresalir su propia especificidad, su belleza, su singularidad y, al mismo tiempo, su capacidad de relacionarse con los demás y con la realidad que la rodea, rechazando esos estilos de vida que favorecen la difusión de la cultura del descarte.
Segundo: Escuchar la voz de los niños, adolescentes y jóvenes a quienes transmitimos valores y conocimientos, para construir juntos un futuro de justicia y de paz, una vida digna para cada persona.
Con profunda gratitud y respeto celebramos el legado del Papa Francisco, cuya vida y pontificado nos enseñaron que la misericordia, la justicia social y el cuidado de nuestra casa común no son solo palabras, sino compromiso vivo.
Su ejemplo de cercanía con los más pobres, su valentía al denunciar las heridas de nuestro tiempo y su llamado incansable al diálogo entre culturas y religiones permanecerán como faros que iluminen el camino de la humanidad.
Que su memoria nos inspire a ser constructores de paz, defensores de la dignidad de cada persona y custodios de la creación. Su voz seguirá resonando en nuestros corazones: “No tengamos miedo de la ternura”.
Descansa en paz, Santo Padre. Tu misión continúa en cada gesto de amor y servicio que realicemos.