Los eclipses son fenómenos astronómicos que ocurren cuando un cuerpo celeste se interpone entre otro y una fuente de luz, generando sombras que pueden ser observadas desde la Tierra. Existen dos tipos principales: el eclipse solar, que sucede cuando la Luna se posiciona entre el Sol y nuestro planeta, y el eclipse lunar, que ocurre cuando la Tierra se sitúa entre el Sol y la Luna, proyectando su sombra sobre esta última.
Los eclipses solares pueden ser totales, parciales o anulares, dependiendo de la alineación y las distancias entre los cuerpos celestes. En cambio, los eclipses lunares se clasifican en penumbrales, parciales o totales. A lo largo de la historia, estos eventos han sido motivo de asombro, creencias y estudios científicos, y hoy se aprovechan para promover el interés por la astronomía.
Aunque son previsibles gracias a cálculos astronómicos precisos, los eclipses continúan generando emoción y admiración entre millones de personas alrededor del mundo. Su observación segura —especialmente en el caso del eclipse solar— requiere el uso de lentes especiales o instrumentos con filtros adecuados.