La estimulación y rehabilitación cognitiva son dos enfoques fundamentales en el cuidado y desarrollo de las funciones mentales como la memoria, la atención, el lenguaje y el razonamiento. Mientras la estimulación cognitiva busca prevenir el deterioro y potenciar las capacidades del cerebro en personas sanas, la rehabilitación está dirigida a quienes han sufrido daños cerebrales o enfermedades neurodegenerativas, ayudándoles a recuperar o compensar funciones perdidas.
Magda Valladares sufrió un derrame cereblar y las rehabilitaciones cognitivas le han ayudado a recuperar su vida anterior.
La rehabilitación cognitiva se emplea en contextos clínicos, con pacientes que han pasado por accidentes cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos, demencias como el Alzheimer, o trastornos del neurodesarrollo. A través de programas personalizados, los profesionales buscan que las personas puedan volver a realizar tareas cotidianas, recuperar habilidades perdidas o aprender nuevas estrategias para enfrentar sus desafíos.
Tanto la estimulación como la rehabilitación cognitiva son herramientas valiosas que mejoran la calidad de vida, fomentan la autonomía y fortalecen la salud mental. Invertir tiempo en ejercitar el cerebro es tan importante como cuidar el cuerpo, y cada actividad que desafía nuestra mente es un paso hacia una vida más plena y consciente.