Honduras es un país prolífico en la producción de café: ocupa el quinto lugar a nivel mundial, es el mayor productor de América Central y el tercero de América Latina. Es un país con una importante industria cafetera y una población de pequeños productores.
“Nuestro café no tiene nada que envidiarle a los cafés de afuera, son cafés de exportación, taza limpia, el café que usamos es un blend o una mezcla de café borbón, pacamara y también catuai, ese blend y ese tueste entre medio oscuro es el que hace que el café sea delicioso”.
Solomé Cardoza
Según una leyenda, fue un joven pastor yemení llamado Kaldi quien descubrió la planta del café. Kaldi observó un comportamiento extraño en su rebaño, que brincada y saltaba enérgicamente, tras ingerir los frutos rojos de un arbusto hasta entonces desconocido. Sorprendido por este hecho el pastor arrancó varios frutos y se los mostró a un superior religioso de un convento cercano.
“El llevó esas bayas a los monjes, cuando hicieron la infusión con los frutos rojos no sabía nada bien, se molestaron con Kaldi y tiraron las bayas al fuego, cuando empezó a salir o emanar el olor del café tostado, ellos empezaron a sacar los granos de café, los pusieron a moler y se empezaron a hacer las infusiones y descubrieron que el café les daba esa potencialidad de tener la mente despierta, su cuerpo en constante moviemiento y poder asi orar el tiempo que ellos quisieran”.
Solomé Cardoza
En un rincón de la ciudad de Santa Rosa de Copán, ubicada al occidente de Honduras, encontramos lugares únicos donde sirven el mejor café del mundo, no solo importados sino 100% hondureños. Salomé Cardoza, arriesgo y acertó al ofrecer en este pequeño pueblo, uno de los cafés mas caros del mundo, el Kopi Luwak.
“Dijimos pues que es algo extraño, nos vamos a arriesgar, vamos a ver si a la gente le interesa y así fue como nostros hicimos esa improvisación pero a la vez creo que en toda Centroamerica somos el único café que tiene ese producto, mucha gente viene aquí solo ppr la curiosidad de probar ese producto”.
De esta forma, estos rincones pintorescos, llenos de arte, no solo ofrecen café en una taza, también ofrecen historia y es que en cada menú podemos encontrar una parte de cada leyenda del producto que se consume.
“El café americano se le puso así porque en la segunda guerra mundial, los estadounidenses fueron a pelear a europa y allá toman mucho café espreso, un café muy fuerto y amargo, entonces ellos servían agua y le echaban agua hirviendo al espreso y decían -a lo americano- de esa forma se fue llamando así”.