Septiembre es el mes propicio para recordar tres grandes eventos históricos, el día de la bandera nacional, la proclamación del acta de independencia y la llegada de los pliegos a Honduras, desde la capitanía general de Guatemala a Comayagua, primera capital. En los años posteriores a 1821, los documentos históricos permitirán registrar, las primeras celebraciones en pro de recordar lo acontecido el 15 de septiembre, en las ciudades más importantes de Centroamérica y de Honduras, “escuchar la lectura del Acta de Independencia que redactó el sabio José Cecilio del Valle, la entonación del Himno Nacional en la plaza central, la celebración de una misa especial en la Catedral”, serán los actos conmemorativos a dicho hito histórico (Independiente, 1934), con el pasar de los años se irán sumando otra serie de elementos que tienen su porqué y para qué. Uno de los presidentes en contribuir visiblemente a las celebraciones patrias, fue Tiburcio Carias Andino, quien gobernó a Honduras, desde 1933 a 1948, durante su mandato, construyó el estadio nacional de Tegucigalpa, en Julio de 1948, epicentro en la actualidad para celebrar el 15 de septiembre. Durante la segunda mitad del siglo XX, a dichas celebraciones, se le han ido sumando una serie de elementos que tienen relación, a forjar un espíritu cívico y patriótico, que permita, además, adquirir amor a la patria, acompañada de elementos de “unidad”, sobre todo en los más pequeños y adolescentes. 

Con este viaje al pasado, nos podemos dar cuenta, que las fiestas patrias, han sido todo un esfuerzo, por inculcar en los ciudadanos hondureños, el amor a la tierra que nos ha visto crecer, así como el respeto y conocimiento a los símbolos que representan toda su riqueza, manifestada por diferentes, pero, gustosas y auténticas expresiones culturales, que nos hacen cada día, sentirnos más orgullosos de ser hondureños.